12 Jun Nuevos líderes
12 de Junio del 2015
Publicado por Grupo Reforma
Son los tiempos los que crean a los líderes y no al revés. Es la necesidad la que crea al producto, la soledad la que crea al romance y el vacío el que potencia el llenado. Es que cuando a una idea le llega su tiempo, se vuelve imparable.
Mientras que las instituciones suelen preservar a un sistema y gravitar hacia la estabilidad, las transformaciones sólo pueden ser catalizadas por líderes. El sistema está tan comprometido con él mismo, con su infraestructura y su propia sobrevivencia, que los problemas se convierten en endémicos. Sólo un héroe, o algún tipo de caudillo, puede hacer una diferencia y cambiar el terrible peso de la inercia y replantear la trayectoria.
Las instituciones no son audaces ni valientes, estos atributos son dominio de las personas. Adicionalmente, los cambios conllevan problemas y retos nuevos, y son los individuos los que tienen la flexibilidad para adaptarse y encontrar nuevas oportunidades frente a nuevos obstáculos.
Un héroe, en otras palabras, es alguien que rompe con la maldición; que se enfrenta y vence a aquello que nadie se atreve a tocar. Naturalmente, hay riesgos: hay líderes como Fidel Castro, que llegan a liberar para luego aprisionar, o llevado al extremo, como Adolfo Hitler, que inspira al pueblo alemán hacia un sueño de supremacía que termina en auto-destrucción. Aunque también hay líderes que son capaces de sacar lo mejor de las personas y la sociedad en general.
La sociedad es una entidad dotada de energía psíquica (el inconsciente colectivo) que se carga y se descarga con el flujo de los tiempos. Los protagonistas van y vienen pero esta energía siempre acaba por encontrar a los individuos o a los movimientos que les correspondan y que son compatibles a ese tipo de energía.
Bajo esta perspectiva el poder político entonces “le cae” a la persona en función de ciertas variables del entorno. Hay momentos, eras o circunstancias que favorecen a determinado tipo de personas sobre otras. Tolstoy, incluso, ridiculizaba a la teoría del Gran Líder, que afirma que son las características intrínsecas y la personalidad de un individuo lo que lo convierten en líder. Al contrario, Tolstoy argumentaba a favor del determinismo histórico y afirmaba que hasta los héroes son prisioneros de fuerzas históricas que están fuera de su control.
Ahí está Churchill, que llega al poder en el momento adecuado en Inglaterra. Un tipo errático, que cambia varias veces de partido, discutiblemente alcóholico, pintor, depresivo y escritor (ganó el Premio Nobel de literatura), ofrecía una amalgama peculiar pero relevante en tiempos de crisis. Contrastaba con su predecesor, Neville Chamberlain, que era un hombre de negocios respetado, apreciado, carismático e inteligente, pero que renuncia al poder porque los tiempos favorecían a otro tipo de líder.
En el caso de México, no fue sólo Fox el que sacó al PRI de los Pinos sino las fuerzas sociales del momento histórico que conspiraron para terminar con el dominio priista de 75 años. En mi opinión, el que realmente fracturó al sistema del PRI fue el “Maquío” Clouthier, que infelizmente fallece en un accidente sumamente cuestionado. Y ya casi nadie recuerda a Pablo Emilio Madero, que a principios de los 80 recorrió el país en una combi Volkswagen con su esposa, con cero probabilidades de ganar.
Se buscan nuevos líderes: los mismos agotan, están viciados, viven en conflicto de intereses, le deben a todo mundo, están atrapados por su ego y ya son parte del problema.
horaciomarchand@marchandyasociados.com
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